sábado, 15 de septiembre de 2012

Santa María Asunción, Guerrero


Barrio Nuevo: Formación y Transformación

Rosalío Damián Navarrete

A principios de los años 60s empezó a formarse el Barrio Nuevo de Santa María Asunción (municipio de Ometepec, Gro.). Le pusieron el nombre de "nuevo" porque ya existían otros barrios a pesar de que el pueblo no era muy grande. Pero se dice que aún cuando ese barrio ya se iba a formar, antes ya habían algunas viviendas algo dispersas unas de otras.

En una de éstas vivía Marcial Damián y algunos de sus hijos, en otra vivía Don Alberto Martínez casado con Doña Jovita Alejandro, padres de Florinda, Betillo, Apolonia, Galdina, Sabina y Crisóforo. En otra vivienda más al norte están asentadas hasta la fecha las casas donde vivían los famosos hermanos Ramos (Agustín, Nacho y Efrén) y en otra más que construyó el finado Efrén Montaño Ibarra, papá del Maestro Nico, Víctor, Beto y Güencho Montaño.

El terreno donde se asentó el Barrio Nuevo, es quizá la única parte plana más extensa de los terrenos pertenecientes a Santa María. En éstos tiempos ya la hubiéramos querido para hacer ahí un campo de fut-bol, pero entonces la gente de ahí no conocía ese deporte.

Los barrios en Santa María eran varios entre los que destacaban el de "El Centro","Cuerámaro" y "Pénjamo". Estos dos últimos bautizados así por la muchachada de los años 50s extraída la idea por una canción de Pedro Infante que decía "Ya vamos llegando a Pénjamo".

También cerca del centro del pueblo hay otros dos barrios que son el Barrio del Tepeyac, por estar sus casas debajo del cerro del mismo nombre y el barrio de La Pilita, porque ahí estaba un pozo profundo donde la gente acudía a abastecerse de agua para uso doméstico.

Una vez formado el Barrio Nuevo las personas se abastecían de agua en el famoso Pozo Guamile. Todo el día había gente ahí esperando llenar sus cubetas o sus cántaros, principalmente muchachas de familia hijas de Adolfo Morán, Millo Damián, Galdino Cristóbal y Lillo Tlacamama.

En ese pozo de poca agua el vital líquido salía de entre las piedras, era un agua limpia y cristalina. Yo también iba al agua con mi cubeta del número 8, cuyo contenido apenas alcanzaba para darle de beber a una familia en el almuerzo o la comida, el agua era escasa, aún no había agua potable entubada porque aun no había llegado "el progreso" a Santa María.

Las familias que formaron el Barrio Nuevo estaban integradas por Hipólito Pérez Díaz, ciudadano que llegó del Rancho Cuananchinicha a casarse con Doña Paulita Reyes; además, Mariquita Cristóbal, mamá de Lencho "gallinas", Alfredo, Francisco, Reyna y Dámaso, quienes algunos de ellos todavía viven en el Pueblo y en el barrio. También hicieron ahí sus casas los jóvenes de ese tiempo hijos de Don Marcial Damián (Emigdio, Indalecio y Benjamín de apellidos Damián de la Cruz), también asentaron sus viviendas Angelito Onofre, Guillermo Onofre, Galdino Cristóbal Montaño, Florinda y Alberta Martínez, Francisco Ramos Ventura ( Chico Quemau), Luis Martínez "Tlacamama" el matancero y Don Narno Martínez.

Con el tiempo el barrio fue creciendo y transformándose, pues en un principio algunas casas se construyeron con materiales de la localidad tales como adobe y zacate construidos ahí mismo, ya que la tierra se presta para hacer esos materiales y también teja y ladrillos. La fábrica de estos materiales se convirtió en una de las principales fuentes de empleo e ingresos, en Santa María.

Se recuerda que a mediados de la formación del barrio los niños de ese tiempo jugaban un papel importante en el otorgamiento de vida, pues salían a jugar todas las tardes después de las cinco. Unos solían construir sus propios papalotes, otros jugaban a las canicas con el "tiro" pero otros jugaban al "rombo" y otros más al "tiro mundo". Otro grupo de infantes jugaban a "la gallina porpujada", "la base" y "burrión burrión".

En ese tiempo era fundamental el respeto a la gente mayor, pues con el solo hecho de ser una persona de edad avanzada se le saludaba con la palabra "tío" o "tía" no importando si era de la familia o no.

Hoy el barrio se ha estado transformando porque para empezar han llegado a asentarse al lugar personas de otros pueblos, ha crecido bastante porque también han ido formando familia los hijos de los primeros pobladores y luego porque donde se habían construido humildes viviendas de jaulilla (hecha a base de palos, varas y lodo enjarrado) ahora se visualizan construcciones hechas a base de material (cemento, ladrillos, varillas y ventanas de vidrio) con todas las comodidades urbanas. Atribuible este hecho a que algunos de los habitantes de Santa María han emigrado a trabajar a los Estados Unidos, donde han hecho algún buen capital y lo invierten en dichas construcciones.

Sin embargo, si algún día visitas el barrio te encontrarás con la misma cordialidad, hospitalidad y ofrecimiento de amistad que su gente te ofrece. Dicen los que saben que persona que un día visita el barrio nuevo de Santa María lo vuelve a visitar porque su gente es cariñosa, sincera y honesta; además de que en el pueblo se cocinan las comidas más sabrosas de la región, pues lo mismo puedes disfrutar de un rico Chilate (bebida fresca a base de cacao y azúcar) que degustar unos tamales de carne cruda de marrano o un sabroso guiso de "baso relleno" en el almuerzo.

Eso sí, la gente es muy dada a los sentimientos por su sinceridad: si alguien te da la mano, con el mismo afecto debes ofrecer la tuya, si no, hasta pueden llorar de sentimiento por la no correspondencia.

¡Esto es parte de mi pueblo!